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Entusiasmo e Ilusión.

El miedo.

El miedo.

¿Quien no sabe hablar del miedo? Miedo a lo desconocido, a la reacción ajena, miedo al juicio de nuestros actos por los demás, miedo al rechazo, de no estar a la altura de lo que se espera de nosotros, miedo a la muerte, al desastre a la desesperación.

Hablo del miedo que nos paraliza y bloquea ante situaciones determinadas.

Nuestro amigo el miedo, es uno de los sentimientos más conocidos y tal vez uno de los más analizados. Sin embargo quisiera tratar del miedo desde dos puntos de vista muy concretos: El miedo como protección y el miedo como lastre.

Cuando hablo de utilizar el miedo como protección, me refiero a utilizar el miedo como un antídoto contra algo a alguien que nos puede hacer daño. Muchas veces el miedo nos impide hacer cosas, que luego se revelan como perjudiciales si las hubiéramos realizado.

Ese miedo sería útil si supiéramos controlarlo, si tuviéramos la suficiente inteligencia intuitiva como para saber que el miedo que sentimos nos está protegiendo contra un asunto negativo.

Pero supongo que, al igual que a mí, la mayoría de las veces no les ocurre así.

Por otro lado, imaginemos por un momento que no pudiéramos sentir miedo. No sentiríamos la pesada carga que produce en ocasiones y que no nos permite ni movernos.

Si yo hubiera podido prescindir del miedo, quizás pudiera hoy estar hablando de otra vida, otras relaciones humanas, otros sentimientos o es posible que no.

A veces pienso que el miedo, como cualquier otro sentimiento, nos puede hacer bien o mal, dependiendo de su naturaleza.

Si no soy capaz de analizar mi miedo, y procedo a actuar sin contemplarlo, controlarlo y aceptarlo como una regla más del juego, corro el peligro de que mis decisiones las tome él.

Ahí es donde pienso que radica el miedo corrosivo. El que no nos permite decidir, intentando ver con claridad si las decisiones que voy a tomar son o no beneficiosas para mi, y no permitir que sea el miedo el que me diga si debo o no proceder.

Que fácil es pensar esto y escribirlo. ¿Y hacerlo? ¿Se me antoja una tarea difícil y complicada?

Pienso que depende del miedo que sintamos cuando decidamos enfrentarnos a él.

Isaac

 

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