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Entusiasmo e Ilusión.

La decepción

La decepción

 

Todo el mundo sabe como se siente al llevarse una decepción. La decepción se produce cuando tenemos algún tipo de expectativa sobre algo o alguien y esta expectativa no se produce.

Es en ese momento cuando nos sobreviene un sentimiento de frustración, seguido de una enorme tristeza.

Yo a veces he pensado en las expectativas que nos producen las personas. Y creo que he debido de tener cuidado a la hora de disponer de algunas de ellas.

En algunas ocasiones las expectativas dependen del sentimiento que nos produce la misma persona en sí y otras veces son expectativas inventadas por nosotros mismos sobre aspectos que no son reales.

Cuando comienzas una relación sentimental, la ilusión y el entusiasmo por compartir y pasar el mayor tiempo posible con la persona en cuestión, a veces no te deja ver, que estas poniendo en juego tu capacidad para diseñar lo que esperas de la otra persona.

Como empiezas a conocerla, aunque las expectativas no se cumplan, no le pones importancia porque las situaciones son tan intensas que tapan la verdadera intención de las cosas.

Con el tiempo, esto se supera y la importancia de las expectativas crece.

Incluso en ocasiones, como la otra persona no está informada de lo que esperabas, tampoco es consciente de que no está cumpliendo tus deseos.

Y es en ese momento, en que o le ponemos sonido a nuestras expectativas o la decepción aparece y se adueña de todo lo que encuentra a su paso.

Digo esto porque en ocasiones somos nosotros mas responsables de nuestras propias decepciones que las personas que a nuestro juicio creemos que nos la producen.

Una mención a un sentimiento de decepción generalizado.

Cuando en un momento concreto de la vida, uno siente decepción por todo lo que le rodea, porque nada de lo que emprende, de lo que le acompaña, o de lo que surge en su vida le apasiona verdaderamente. Esa decepción es peligrosa, porque confunde las lágrimas con los rayos del sol.

Todo se ve nublado, incluso aquello que realmente si que es válido y que está contagiado del profundo sentimiento de tristeza.

Vivir por tanto en compartimentos estanco no está mal, ya que, aunque puedo sentir decepción por una parte de mi vida, no permito que estropee el resto del lienzo, del cuadro que pintamos cada día, y que dependiendo de quien lo mire, puede parecerle más o menos bello.

Sentirse decepcionado es por tanto un acto de valor en la intención de poner importancia a los demás desde lo más profundo de nosotros mismos.

Isaac


 

1 comentario

Paco -

No hay forma más clara y precisa de decir y reflexionar. Además la música parece sigue la misma armonía de tus palabras...gracias David